El niño feliz es un niño deseado y aceptado, ya sea biológico o adoptado
La familia actual
El cambio de la sociedad, el desarrollo socioeconómico y el estilo de vida actual tienen como resultado un cambio fundamental en la estructura familiar.Las antaño familias extensas compuestas por familias filiales:abuelos, tíos, nietos etc., conviviendo en la misma casa, han desaparecido para dar paso a familias nucleares mas reducidas y con un cada vez menor número de miembros.
Es mucho lo que se ha hablado, escrito y debatido acerca de las drogas, sus consecuencias, formas de intervención y tratamiento, etc. Pero, al igual que ocurre con otros problemas sociales actuales (maltrato, prostitución, paro, etc.), donde se hace menos hincapié realmente es en la prevención efectiva de dichos conflictos.
Las drogas no sólo afectan a una población determinada con una problemática concreta; es un tema que a todos nos atañe y que en todos, directa o indirectamente, repercute.
Son muchos los padres que temen que sus hijos puedan ser «tentados», sin saber qué hacer para evitarlo. Actualmente, hay una actitud generalizada de esperar que, tras ofrecerles una información exhaustiva de las consecuencias del abuso de drogas, los jóvenes «elijan» no tomarlas.Generalmente les hacemos a ellos los máximos responsables, olvidando la implicación sociocultural de dicho problema y las motivaciones y causas que han podido llevar a ele-Ir el consumo, a pesar de conocer los riesgos.
Es un No a la droga y una educación preventiva que respalde ese No; que signifique un rechazo no desde el miedo o desde complacer a padres y educadores, sino desde una elección libre hacia opciones más favorables para la salud.
«Siempre está aburrido»
«Se mete en su habitación y no sale bajo ningún concepto»
«No juega con otros niños» «Parece estar siempre triste»
¿Estamos ante un niño deprimido?
¿Existe la depresión en los niños?
Actualmente se admite el concepto de depresión infantil, aunque de rara aparición clínica, al menos como la que se describe en el ser adulto. Lo más frecuente es que se presenten síntomas depresivos que no llegan a constituir síndromes o cuadros generales. Desde este punto de vista cada vez son más numerosos los casos detectados: niños apáticos, faltos de interés, inapetentes, quejosos…
—«Mamá cómprame…»
—«Papá, ¿qué me has traído?»
—«Carlitos, si te portas bien, te compraremos…»
Muchas de las relaciones con nuestros hijos están mediadas por un tercero que se puede consumir (juguete, golosina, película de vídeo…) o lo que permita conseguir consumir (dinero).
Se ha convertido en un hábito e incluso símbolo de afecto el llevar algo cuando se va a casa de amigos, más aún si tienen niños, por lo que no es de extrañar una rabieta o una más discreta cara de frustración en algún pequeño cuando descubre que la visita no trajo nada.
Por mentira entendemos la falsificación deliberada con intención de engañar, inducir a error.Es una falta reprochada, reprimida y en ocasiones puede constituir un delito.
Tanto padres como educadores ven primordial educar al niño en la franqueza y en la sinceridad. La mentira es una falta moral que repercute en el intercambio armonioso con los otros.
Sin embargo, lo que debiera ser un criterio claro (reprimir la falsedad en sus primeras manifestaciones) conlleva cierta ambigüedad desde el uso que hace de ella el adulto; por una parte la reprime y por otra la justifica e incluso la aprueba y alaba dependiendo de las justificaciones que dé para avalarla: «agradar a alguien», «evitar males mayores», etc. A los niños les transmitimos esta ambigüedad: «los niños siempre dicen la verdad», decimos muchas veces con tono quejoso tras habernos puesto en un apuro: «Ha dicho mi papá que le diga que no está.»
«Tengo miedo es una llamada a la madre, cuya ternura consoladora le permite luchar contra la ansiedad de separación.»
Serge Lebovici
Todos los niños pasan por situaciones que les producen miedo. El miedo es una sensación afectiva inevitable que en su origen tiene como función que el hombre sea capaz de protegerse de los peligros que pueden atentar contra su vida.
La ansiedad «normal» nos permite adaptarnos a situaciones anormales, como un examen, un viaje, etc. Nos hace tomar precauciones necesarias con el fin de llevarlo a cabo en las mejores condiciones y tener una reacción rápida mediante los reflejos.
El miedo aparece ya en los lactantes y tanto los desencadenantes como la forma de reaccionar ante ellos irán variando evolutivamente. Si bien existen muchos objetos, personas y situaciones que son o pueden ser potencialmente productoras de miedo. Existen tipos de miedos específicos de cada etapa de desarrollo que generalmente van desapareciendo en el proceso evolutivo.
Estamos en un momento social muy duro con una seria crisis económica que afecta a un gran número de familias que han visto diezmada su situación personal, teniendo que cambiar radicalmente sus estilos de vida y teniéndose que adaptar a situaciones que jamás pensaron que tendrían que hacerlo, llevándoles en muchos casos a padecimientos de ansiedad y depresión.
Pero antecediendo a esta crisis social se ha producido una crisis aún más relevante de valores que ha supuesto un descrédito en la persona y en su capacidad de generarse bienestar.
Una sociedad que ha valorado el tener al ser, las posibilidades del futuro hipotecando el presente, la mirada a lo externo en detrimento de la reflexión interna. El consumir antes que vivenciar el sentir.
Esta desinternalización de la persona, está pérdida de la mirada interior conlleva la construcción de un psiquismo frágil, inseguro y muy dependiente de la mirada externa, de la mirada de los demás. Y dependiente de los avatares externos.
“Quien no comprenda una mirada tampoco comprende una larga explicación”
Proverbio árabe
En una época donde los medios de comunicación proliferan y supuestamente acortan la distancia entre las personas, nos encontramos con que la “incomunicación” es un mal que aqueja cada vez a mas individuos, sintiéndose aislados e incomprendidos. En el seno de la familia, principalmente, donde buscamos el refugio de tanta soledad, intentando intentando recuperar aquella época dorada y mágica de nuestra infancia mas temprana, en la que mamá nos entendía sin palabras y nos facilitaba todo aquello que necesitábamos.
El rendimiento escolar es el resultado de la capacidad intelectual, la motivación hacia el estudio, el esfuerzo y los medios adecuados para el aprendizaje.
A veces esperamos altos resultados en los chicos sin valorar que no es sólo una cuestión de voluntad o no voluntad en alcanzarlos; y definimos como «vagos» a aquellos muchachos que no alcanzan la nota por nosotros esperada.
«Los padres no deben ceder al deseo de «construir» el niño que a ellos les gustaría tener, sino que deben ayudarle para que se desarrolle plenamente y llegue a ser lo que él quiera y pueda.»
B. Bettelheim
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